Figueiras reúne un amplio patrimonio repartido a lo largo de su extensión, buena parte de este protegido y localizado por el PXOM (Plan Xeral de Ordenación Municipal). Se puede dividir en monumentos de carácter religioso y civil.
A nivel religioso destaca la existencia de la iglesia parroquial de Santa María de Figueiras construida en el siglo XII. De traza románica ha sufrido remodelaciones a lo largo del tiempo, especialmente ampliaciones. De nave rectangular presenta techo a dos aguas y teja del país, con final de pináculos en las esquinas. Cornisa con canecillo en todo el largo de los penitenciarios esculpidos con formas zoomorfas, rosetones y motivos vegetales.
La fachada barroca del siglo XVIII es casi lisa y está enlucida en blanco. La puerta, adintelada con orejeras, se corona con una hornilla abocinada con una figura medieval de la Virgen con el Niño. Resalta la existencia de un gran campanario doble con arcos de medio punto, finalizada en pináculos en las esquinas y en la cumbre una sencilla cruz.
Las obras realizadas recientemente (1978) en la iglesia, descubrieron la existencia de pinturas murales al retirar los retablos adosados a las paredes norte y sur de la nave, en un lugar próximo al presbiterio. Pronto se comprobó que continuaban bajo la cal que cubría las paredes excepto en las zonas correspondientes a las norte y sur de la nave, ya derribadas . Podemos hablar de tres capas de pintura. La más primitiva, en la parte norte del arco toral, tan sólo es visible en un pequeño fragmento de 40×40 cm, oculto por las cales y el púlpito. En él se aprecia la parte inferior de dos cuerpos dispuestos de frente, de pie y ricamente ataviados; se observa también la mano izquierda de uno de ellos. La composición parece sencilla: probablemente serían dos personajes, quizás religiosos, colocados de frente.
La presencia de pinturas del mismo estilo bajo otras escenas posteriores, datadas en el siglo XVI, hace suponer que esta capa se extendía por el resto de la iglesia. Esta capa de frescos más antigua,se data hacia el año 1500, ya que a principios del XVI observamos una manera semejante de pintar en otros artistas, como los autores de los frescos de Cuiñas y Paderne, fechados en 1503.
La segunda capa cuenta dos temas localizados en la pared sur de la nave (la flagelación), y otro en la norte (San Sebastián y el arquero). De la Flagelación (180×180 cm) únicamente se vislumbra un esbirro en posición frontal y de pie. Alza su brazo izquierdo para golpear con el azote que lleva en la mano a Cristo, a su derecha. Los dos personajes de la escena de San Sebastián y el arquero (70×110 cm) aparecen de pie. El Santo, atado a un árbol y asaeteado por varias partes, se distingue por su cabeza. Sólo se ve la parte superior de la narración, ya que la inferior está totalmente tapada por la cal.
En la segunda capa, fechada hacia 1540, aún no se han abandonado del todo las bandas ornamentales de uso frecuente en el período gótico. Los tipos de vestimenta son los propios de finales del siglo XV y principio del XVI, pero la caracterización idealizadora del rostro de San Sebastián apunta a una cronología más avanzada.
Dentro del recinto de la iglesia hay un Cruceiro (XVI-XVIII) de tipo crucifijo. Consta de un pedestal de tres escalones cuadrangulares y una base sobre la que se yergue el fuste octogonal que termina en el capitel moldeado de donde arranca una cruz con las figuras propias de la Pasión. Tiene una mesa de piedra en la parte inferior incrustada en la plataforma que serviría para poner los ataúdes o hacer de altar.
En esta parroquia, se encuentra parte del Via Crucis do Pedroso (1667 ) de ahí la existencia de tantos cruceiros de escaso valor artístico. Concretamente se trata del Vis Crucis Franciscano que lleva a lo alto del Pedroso y que sigue la ruta de la tradicional peregrinación de San Francisco de Asís en 1215.
En cuanto al patrimonio civil se concentra en elementos patrimoniales públicos como molinos y puentes, además de aquellos de fuerte relevancia histórica como los castros.
El Castro de Marmancou, de la Edad de Bronce. Se compone de un pequeño recinto circular definido por unos terraplenes de fuerte pendiente (45%) y con una caída de 10 metros. Bajo el recinto anterior y rodeándolo, hay una primera línea defensiva exterior constituída por un terraplén de una pendiente acusada (50%) y una caída de 4 a 8 metros. En los sectores oriental, meridional y occidental del castro, esa línea defensiva se levanta entre 15 y 30 metros a la parte más alta del castro , dando lugar a una terraza. En algunas zonas se percibe delante de este terraplén otro pequeño queconforma una tercera línea de defensas. Las dimensiones interiores del recinto superior alcanzan 30 metros mientras las del conjunto se sitúan en torno a los 148 metros en ese mismo sentido. En sus inmediaciones se han hallado restos de cerámica castreña, “tierra sigillata” (tierra (o cerámica) sellada o que ha recibido estampilla o sello) y vidrio romano.
El Castro de Piñor, también de la Edad de Bronce, se sitúa en un espolón de la montaña al noroeste de Piñor y a una altitud de 250 metros. Está rodeado de laderas muy empinadas en el lado sur, lo que lo dotaría de buenas defensas naturales, añadiendo las creadas por los dos arroyos que lo cruzan. Cuenta con dos defensas antes del parapeto principal de unos 5 metros de altura que defiende la corona circular del recinto. El parapeto más próximo rodea una superficie en forma de media luna, frente a la entrada, cuyos extremos terminarían en el principal alcanzando en la parte más ancha los 25 metros. La corona o recinto central mide unos 70 metros de diámetro.
La curtiduría de Zanca, fue fundada en 1835 por el fabricante de velas alemán, Juan Pedro Hartman o Arteman. La fábrica, de pequeñas dimensiones se construye a orillas del arroyo Fontecova, junto a su propia casa. Cuenta con cuatro bancas que corresponden a los distintos procesos del tratamiento de pieles. En 1855 sabemos que está alquilada a un maestro vasco-francés llamado Antonio Elisagaray, que también tenía arrendado el Curtidor de Vilares. Tras su salida cae en el abandono hasta la actualidad en que se ha levantado una casa sobre sus restos.